sábado, 11 de junio de 2011

ESCULTURA EN MI CIUDAD PARTE 10

ESCULTURA LA BIENVENIDA O MUJER ABIERTA 

FOTO TITO AILLON

Ubicación: calle 38 con avenida 13a 
Material: Fibra de Vidrio con armazón en metal. 
Año de instalación: 1983 la obra fue relizada para el edificio de inversiones la castellana Restaurada: por Eduardo Penagos en mayo de 1998 
Autor: escultor  Octavio Martínez Charry 
 Nace en Bogotá el 15 de marzo de 1949, de madre huilense y padre santandereano. Realizó estudios de filosofía y letras en la Universidad Javeriana, recibió el título de Maestro en Bellas Artes, con especialización en Escultura en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Fue docente de la Escuela Colombiana de Medicina (Dibujo y Escultura), director y Maestro de Escultura del Taller Arte Taller El artista Octavio martinez tambien es el autor del monumento Americo Vespucio.

Nombre oficial de la obra: Monumento a Américo Vespucio 
Tipo de Obra: Conjunto escultórico 
Función: Conmemorativa 
Ubicación: Colombia, Bogotá DC, Chapinero, La gran vía, Carrera7 concalle96 Dimensiones de la obra: 13 metros de largo x 7 metros de alto y 3 ,5 metros de ancho 
Material: Piedra caliza
Técnica de fabricación: Vaciado


ubicado en avenida 7 con 97 en el año de 1987 esta es una de las obras que como muchas otras en esta ciudad a sufrido el vandalismo.

 


artículo 1

En 1987, la estatua de Américo Vespucio fue la primera que se levantó en su honor en la amplia extensión de un continente que tomó su nombre. Bogotá a la vanguardia. En la calle 97 con carrera 7ª se erigió el monumento, con jardines, caída de agua y una reproducción del cartógrafo italiano de dos metros con cincuenta centímetros, el astrolabio en una mano y la mirada hacia el horizonte del descubrimiento. Hoy, don Américo Vespucio luce medio desfigurado una vez más, la cabeza destrozada. La imponencia del monumento que instaló en 1987 el artista Octavio Martínez Charry, que había pensado todo el complejo con jardines y una caída de agua, ha sido reducida otra vez a punta de golpes y piedra, como si nadie quisiera honrar al explorador. Con declaraciones del historiador Germán Arciniegas, la presencia del alcalde de la época, Julio César Sánchez, Enrique Bayer, presidente de la compañía Barnes (donante de la escultura) y la banda de guerra del batallón Guardia Presidencial, Bogotá le rindió homenaje al que, Según los libros de historia, fue uno de los primeros hombres que se dio cuenta de que Colón no llegó a las Indias Orientales sino a otro continente. En esos días se dijo, con la música de fanfarria de fondo, que el monumento serviría para que los bogotanos recordarán un poco de la historia de América. En nuestros días, la estatua ha servido para practicar puntería, como mural de agravios o para que un borracho enardecido la agarre contra “todos esos españoles que son unos hijos de puta: agente, suélteme que ya va siendo hora de un poco de justicia en este país”.“La falta de apropiación es lo que genera estos comportamientos vandálicos. Los ciudadanos no han entendido que los monumentos están ahí para flexibilizar la ciudad, para volverla más amable, menos rígida”. Lina Uribe, restauradora de bienes muebles del Instituto Distrital de Patrimonio, cuenta que, dos veces al año, el monumento a Américo Vespucio debe someterse a una limpieza de grafitis (cada una con un valor aproximado de $15 millones). “La estatua está hecha en una resina y es hueca, lo que la vuelve más vulnerable ante los ataques de los vándalos”, explica Uribe. Vespucio es, tal vez, el personaje más ultrajado en la ciudad. A lo largo de los 23 años que el monumento lleva resistiendo los embates del tiempo y el vandalismo, la escultura ha perdido la cabeza y las manos, como aquella figura de San Ignacio de Loyola a la que los estudiantes del colegio San Bartolomé le incrustaban cigarrillos. . . . . Un buen día la escultura amaneció sin manos y hasta ahí le llegó el vicio del tabaco.

 

El año pasado, Américo Vespucio fue cortado de raíz. Los vecinos del sector le pagaron a un artista, que hasta hoy permanece anónimo, para que restaurara la imagen del cartógrafo. La estatua fue a dar a un taller desconocido. Volvió con el rostro restaurado (la mitad de la cabeza se encontraba dañada), además de una de las manos, y el astrolabio que desde siempre sostenido en la mano izquierda fue cambiado por el mapamundi que hoy tiene, que también ha tenido que ser restaurado. . .

tomado de: El espectador.com artículo 2

NADIE DA RAZÓN DE LOS MONUMENTOS DE BOGOTÁ Utilizados para ensayar tiro al blanco o como el pizarrón perfecto para hacer los graffitis, los monumentos de Bogotá permanecen en el abandono. Como ornamento de la ciudad, objetivo con el que fueron construidos, sirven poco. La Pola, Simón Bolívar y hasta Cristóbal Colón han sido víctimas de actos de vandalismo. Algunos ya perdieron parte de su estructura, a otros se les han robado sus adornos y otros sirven de vivienda para indigentes. Octavio Martínez Charry, escultor del Américo Vespucio, de la avenida 7 con calle 98, cuenta que desde que se levantó el monumento le han robado aproximadamente en diez ocasiones un astrolabio que tenía en la mano. Este es un trofeo que persiguen a los niños bien del barrio, que lucen orgullosos en sus cuartos, dice Martínez No valió que le instalarán un cable para que desprendiera choques eléctricos. Américo se quedó sin con qué medir la altura de los astros. Pero esto no fue lo único que perdió. La fuente de agua que lo acompañaba dejó de funcionar desde cuando hurtaron la motobomba; el mapa de América que está detrás de él, se está cayendo a pedazos y todo su cuerpo muestra huecos de disparos. No sólo son los jóvenes, también los policías y guardaespaldas pasan por acá y prueban su puntería. Darle en la cabeza es un logro, explica Martínez y señala que al pobre Américo, como él lo llama, ya lo mataron. De mano en mano En Bogotá las esculturas no son cuidadas y no hay una institución que se encargue de su mantenimiento. La Sociedad de Mejoras y Ornato lo hizo hasta 1945. Según su director, Juan Luis Moreno, durante la Administración de Jaime Castro se hizo una propuesta para la restauración de los monumentos en la ciudad. El proyecto finalmente se realizó con la Universidad Distrital y se les mantenimiento hizo a siete esculturas, afirma Moreno. Para Urrutia este es un proceso irreversible ya que, según él, una cultura no se puede construir de la noche a la mañana y agrega que este es el resultado del distanciamiento de la juventud con la vida pública de la ciudad. Publicación eltiempo.com Sección Bogotá Fecha de publicación, 8 de mayo de 1998, Autor NULLVALUE

Hasta el año pasado la encargada de su cuidado era la división de Locativas de la Secretaría de Obras Públicas, pero en este momento esa función recae sobre el Instituto de Cultura y Turismo (IDCT). Sin embargo, allí no tienen claridad sobre quién es el encargado de esta tarea. El comportamiento vandálico contra estas imágenes es explicado por el sociólogo Fernando Uricochea como producto de falta de identidad con estas esculturas. Tal vez si los monumentos fueran de Lucho Herrera o Asprilla no las destruirían, dice.

 

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