Duane Michals en la entrada de la exposición en Barcelona
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ENTREVISTA.
“Los jóvenes no tienen idea del arte
ni de su filosofía, lo que quieren saber es qué tienen que hacer para ser
famosos. Pero, para mí, hay que saber explicar qué quieres decir con tu
trabajo, y si la necesidad que tienes es grande, entonces encontrarás el modo
de expresarte a través de una fotografía”
La figura de Duane Michals es
fundamental para entender el fenómeno de la fotografía en la segunda mitad del
siglo XX. A partir de los años sesenta se hace famoso por sus fotografías de
artistas ( Tennessee Williams y Andy Warhol, entre muchos otros), y en especial
sus fotomontajes que hace sobre Magritte se convierten en símbolos de un
discurso estético que tiene que ver con otros elementos de la foto. Desde 1974
realiza fotografías que incluyen textos.
Su reciente exposición Duane Michals.
Retrospectiva cerró el pasado 10 de septiembre y estuvo en la Fundación Mafre
de Barcelona, y es un recorrido expositivo que muestra las diferentes
modalidades expresivas inventadas paulatinamente por el fotógrafo, así como las
diferentes series realizadas sobre temas concretos a lo largo del tiempo.
— Usted es uno de los artistas que
asimiló progresivamente las técnicas de
la fotografía, “infectando” a su vez
ésta con el germen de su propia estética, ¿cómo romper con la foto
tradicional?
— En los años sesenta decido
dedicarme de lleno a la fotografía. En aquellos tiempos era un “arte
conservador”, se podía ser
Cartier-Bresson o Ansel Adams; es decir, teníamos muy limitadas posibilidades. La fotografía
esperaba todavía el reconocimiento, necesitaba ser considerada arte.
Desafortunadamente, perdía su virginidad del peor modo posible: intentando
imitar la pintura y retomando de ella, de hecho, los peores vicios posibles. Por ejemplo, para que una
fotografía sea reconocida como arte, ya no tenemos que preocuparnos por su estética, sino por sus
dimensiones. Ahora importa el formato.
Sting Looking Like a Young Danny Kaye, 1982;
Gelatin silver print
DC Moore Gallery
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— Hay otros fotógrafos que, como
usted, han hecho de la foto un arte. Ahí están Milton H. Greene, Lisette Model,
Gottfried Helnwein, incluso la propia Sidney Sherman. ¿Por qué su reclamo a
otras artes como la pintura y los grandes formatos?
— Creo, y lo digo objetivamente, que
Andreas Gursky, que en este momento es el fotógrafo más “hot”, es en realidad
el más aburrido del mundo. Fotografía el interior de supermercados, los campos
de fútbol, etcétera; su proyecto es en verdad un informe anual de una empresa
cualquiera, pero su sentido artístico es de una enormidad tangible, por lo
menos de tres o cuatro metros cada pieza suya. Si las reduces a un tiraje de
24X30 centímetros, se podrían ver de otra manera, y se entendería mi postura.
Por lo tanto, es una cuestión de medidas. Por otra parte, hoy en día tienes que hacer fotografía en color
para después decir que no eres
fotógrafo, sino “fotógrafo guión artista”. Porque si eres un simple fotógrafo,
tu obra vale 5 mil dólares, pero si eres lo otro entonces vale 70 mil dólares
cada foto. Todo es un absurdo, ¿no lo crees?
—¿Cree que en estos momentos hay un
mercado mayor de la fotografía?
—Desde luego. Ahora, los museos y las
gentes quieren comprar foto; antes, ni pensarlo. En la galería de Janis, quien
compraba fotografías quería comprar las
mías; en otras galerías, como Pace MacGill, el ir y venir es continuo. Claro,
los dos tienen conceptos y clientes diferentes, pues, como te decía, Janis era
más especialista en pintura, lo cual era para mí una desventaja. Cada una tenía
su público y sus clientes especiales.
— En este sentido, ¿podríamos decir
que la fotografía se ha vuelto más cara que la pintura?
— Quizás hoy la foto es el último
arte económicamente accesible. Cindy Sherman vendió, hace un tiempo, una de
esas fotos que son autorretratos por 260 mil dólares. Es algo ridículo e
innecesario.
— En estos momentos se dice y se
repite que el arte vive una gran crisis
y una pérdida de identidad. Ahora lo que importa es la fama, ¿hay crisis
también en la fotografía?
— La crisis es general, los jóvenes
no tienen idea del arte ni de su filosofía, lo que quieren saber es qué tienen
que hacer para ser famosos. Pero, para mí, hay que saber explicar qué quieres
decir con tu trabajo, y si la necesidad que tienes es grande, entonces
encontrarás el modo de expresarte a través de una fotografía, una pintura o un
poema. Lo que cuenta no es dar en el blanco, sino lo que haces para
perfeccionar tu forma. Cuando lo entiendas entonces podrás darle al blanco;
mientras, no lo creo.
— Pero también está el otro lado, los
grandes artistas que dan en el blanco y nunca salen de lo mismo. Es decir, se
repiten hasta el cansancio, ¿esto lo
considera un peligro?
Rigamarole, 2012; Tintype with oil paint The William T. Hillman Fund for Photography, Carnegie Museum of Art, Pittsburgh/Courtesy of the Artist and DC Moore Gallery |
— Es peligroso, sí, pero es lo que
estamos viendo hoy en día. Hay muchos fotógrafos que han adquirido cierta fama,
pero su trabajo es un producto blanco, sin mundo interior, que carece de
pasión; ya es una máquina la que trabaja, no el artista. Y además si tienes éxito, has de seguir produciendo una y
otra vez. Pienso otra vez en Gursky o en Sherman, que hacen un discurso
estético y no salen de él, porque es lo que les resulta gratificante en el
mercado.
— ¿Quién se salva de su crítica feroz
en la fotografía contemporánea?
— Creo que Salley Man es auténtica,
me gusta. Aunque debo confesar que no veo mucha foto: paso gran parte de mi
tiempo trabajando y me pierdo del mundo. En ocasiones, cuando salgo de mi
mundo, he logrado encontrar cosas como el trabajo de Robert Parke Harrison, que
en verdad es extraordinario. Descubrí un libro
suyo y está lleno de imaginación, las fotos son fantásticas. Ojalá
pronto tenga la oportunidad de descubrir cosas nuevas.
— ¿Considera que el papel
determinante que jugó la fotografía ha cambiado? O mejor dicho,, qué ha
cambiado…
— Bueno lo que considerábamos que era
la foto…Es decir, lo que hacía mi generación, no sólo en su discurso, sino
también en la técnica, está acabado. El concepto de la fotografía se ha vuelto
muy democrático, la más democrática de todas las artes porque todo el mundo
puede hacerla. Es un decir, pero es cierto. Hoy con un teléfono puedes hacer
foto, y no tienes que ser un profesional, sino un mero aficionado, y la puedes
mejorar ya no en el estudio, sino en la computadora o en el mismo móvil la
editas… Es brutal ver cómo las cosas han cambiado tanto...
Fuentes: Texto www.cronica.com.mx , fotografia 2 y 3 www.americanphotomag.com ,foto 1 www.albedomedia.com
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